Kodak fue una empresa líder en el mercado de la fotografía. Todos conocemos sus éxitos, pero ¿sabías que en 2012, después de un largo proceso de decadencia, se declaró en bancarrota? Casi 80 años después de su fundación, esta empresa había alcanzado su pico máximo: 85% de las ventas de cámaras fotográficas y 90% de las ventas de rollos en Estados Unidos. No fue la aparición de tecnologías innovadoras lo que la hicieron sucumbir, sino la falta de capacidad y el miedo de adaptarse a las nuevas necesidades.
Este fue el desarrollo de su descenso en el mercado.
La idea brillante de George Eastman
El fundador de Kodak cumplió el objetivo de acercar la actividad fotográfica a millones de personas alrededor del mundo, pero primero tuvo que detectar esa necesidad. Lo hizo a partir de una experiencia propia durante unas vacaciones a las que llevó una cámara fotográfica. El dispositivo era tan complejo de utilizar que no pudo realizar ninguna imagen. A partir de ese momento, empezó a trabajar alrededor de una idea concreta que consistía en que las fotografías dejaran de ser algo exclusivo para un público muy especializado, y por ello, que estuvieran al alcance de cualquier persona.
A principios de la década de 1880, tuvo la idea de la primera «cámara portátil» y revolucionó toda la industria, poco después patentó la primera cámara Kodak en 1888 que incluía una película enrollada. El empresario quiso hacer que la fotografía fuera accesible para un gran público general no especializado. De hecho, este concepto inspiró el lema que caracterizó la marca: «Tú presionas el botón, nosotros hacemos el resto». Así es como se llegó hasta el desarrollo de un negocio que resultó revolucionario. Mientras otras compañías buscaban obtener ganancias por la venta de cámaras, Kodak se centraba en los servicios de revelado y los rollos fotográficos. Ofrecía sus cámaras a un precio muy asequible, con un margen de beneficio muy acotado. El modelo de negocio residía, principalmente, en la venta recurrente de rollos y suministros para imprimir las fotografías.
¿Te viene a la mente algún modelo de negocio similar? ¡Exacto! Podemos asemejar este modelo de negocio a la venta de cafeteras de cápsulas desechables, impresoras o maquinillas de afeitar, por ejemplo.
Entre los setenta y noventa, Kodak encontró su cima y también los primeros signos de una posible decadencia.
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Los motivos de la decadencia de Kodak
En 1975, Steve Sasson, ingeniero de Kodak, creó uno de los primeros prototipos de cámara digital portátil que no requería ni rollo ni revelado. Sin embargo, la compañía decidió no profundizar esta posible línea de negocio y optó por continuar con su modelo tradicional. Los primeros problemas empezaron en la década de 1980, cuando otras marcas se incorporaron al mercado estadounidense.
Kodak continuó liderando el mercado de fotografía, pero los demás fabricantes comenzaron a avanzar gracias a la fabricación de cámaras digitales de mayor calidad, precios muy competitivos y estrategias de crecimiento de popularidad agresivas. Por ejemplo, en 1984 Fujifilm se convirtió en el patrocinador oficial de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, consolidando así su posición estratégica. Por otro lado, en 1986, Kodak perdió un juicio contra Polaroid relacionado con patentes en la fotografía instantánea.
Los años 90 fueron críticos para la compañía. Nuevos competidores como Sony se unieron al mercado y supieron interpretar de manera más rápida las nuevas necesidades; el mundo ya no necesitaba imprimir las fotografías y el modelo de Kodak había quedado obsoleto.
Tras varios intentos por mantenerse en la cima y miles de despidos, Kodak se declaró en bancarrota en 2012.
Actualmente, Kodak no ha desaparecido y sigue en funcionamiento. En los últimos años, ha vendido muchas patentes a otras empresas y ha estado desarrollando diferentes líneas de negocio, aunque sin lograr destacar en ningún sector. Sus errores estratégicos y su falta de adaptación a las nuevas tendencias por miedo a perder el control en el mercado fueron los principales factores que desencadenaron la caída de su popularidad.
¿Qué aprendizaje deja la historia de auge y caída de Kodak?
En cierto momento de la historia, Kodak continuó insistiendo con un modelo de negocio que era más cómodo para la propia compañía que para sus clientes. No se dieron cuenta, o no quisieron ver, que el sistema fotográfico que los había llevado a la cumbre estaba destinado a quedar obsoleto. En un mundo que cambia vertiginosamente, estas lecciones deben formar parte del día a día en el tablero de cualquier negocio.
La historia de Kodak es un ejemplo de que la posición y la antigüedad no son garantías suficientes para mantenerse en una posición de privilegio. Tarde o temprano, negarse al cambio se convierte en una mala estrategia. Lo que hoy es tendencia, puede que mañana ya no lo sea. De esto se desprende que todas las empresas necesitan adaptarse y evolucionar para mantenerse a flote.
Kodak también deja un legado de enseñanzas positivas. Fue capaz de demostrar que es posible crear negocio a partir de simplificar algo que ya existe. Esto es lo que hizo Eastman, quien logró crear valor para un público muy amplio. Fue un visionario porque entendió que, en cierto momento, fue más rentable hacer negocio con los productos consumibles o recurrentes. Y de hecho, como hemos comentado, a partir de aquí, conocemos otros negocios que se han desarrollado con el mismo concepto, como las cafeteras o las afeitadoras.
La historia de Kodak nos enseña que no debemos tener miedo a evolucionar y cambiar antes de que la realidad se haya transformado por completo. Es un buen momento para recordar un concepto que está siendo viral en los últimos años: es importante mantener un pie en el presente y un ojo en el futuro.